Vitacura.-
Esta reseña nos la comparte el Blog "Sal de Casa", que está lleno de entretenidos relatos de viajes y lugares sabrosos.
“Me llevaron a conocer este lugar sin darme
ninguna referencia. Me encantó. La propuesta es simple y acogedora. Se come
rico, tienen buena música y está abierto toda la semana. Impecable.”
Por Liliana
González
Julio 2014
Había pasado
un montón de veces por fuera pero nunca me había hecho el tiempo de entrar, por
lo que debo reconocer que esa fría mañana de julio que me llevaron a almorzar
ahí, me sorprendí.
Aunque
lamentablemente (o afortunadamente) ese día no había mucha gente, el Café Bajo
el Nogal es uno de esos sitios en que uno se siente como en casa. Suena cursi
pero es así. No sólo porque tienen una atención de primer nivel, sino también
por la decoración, los detalles y el lugar mismo. Nosotros nos instalamos en la
terraza, donde tienen la delicadeza de dejar mantitas en cada silla para capear
el frío. Desde ahí nos pusimos a conversar con Pablo, el dueño. Un peruano
con acento chileno-argentino de lo más simpático.
Pablo nos
contó que fue hace tres años cuando, en plena madrugada, encontró la casa que
hoy alberga a este café restorán... "No habíamos encontrado el lugar
ideal. Esa noche veníamos de Viña y a penas la vi, me encantó. Estaba vacía,
tenía un cerro de piedras pero volvimos al otro día a hablar con la dueña y a
la semana, ya era nuestra".
Hijo de mamá
peruana y papá argentino, Pablo se ha empeñado en darle a su restorán un sello
familiar. "Por aquí hay muchos lugares donde ir a comer. Yo no quería algo
ostentoso sino una extensión de la casa... por eso mantuvimos todo tal cual
estaba. No tocamos la casa arquitectónicamente sino que respetamos cada uno de
sus espacios. Lo que buscamos es una ambiente familiar de verdad". Y lo
cierto es que se logra.
Con una
buena selección de música y motivados por Alan, quien nos atendió
maravillosamente, pedimos un menú para dos: sopa de quinoa y luego un
ratatuille. Para complementar, pedimos jugo de piña y luego postre y café...
imposible decir qué estaba más rico... La sopa era gigante y muy sabrosa. El
Ratatuille, muy grande y rico, aunque un poco picante para mí... y el postre,
una torta de chocolate con manjar y frambuesa, francamente irresistible.
Todo lo que
venden es comida casera. Tienen harta variedad. En las semanas tienen menú bien
barato y rico, donde ofrecen desde charquicán hasta tilapia a lo pobre. También
funcionan a la carta, que contempla principalmente sandwiches y
ensaladas.
Pronto
lanzarán la carta de primavera y cuando el clima lo permita, volverán a tener
las "tardes de cine" en la terraza. Un buen panorama para la familia
y los amigos, ¿no?
Menú para
dos: $18.990 (no incluye jugo, ni postre ni café)
Menú
individual (en la semana): $6.980 (entrada, plato fondo, jugo natural y
café)
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